LA MEMORIA DE Escherichia coli
Escherichia coli es una bacteria de la que no hay que renegar
precisamente, ya que vive en nuestro intestino grueso
(en realidad casi todos los animales la tienen, sobre todo los mamíferos) y
resulta necesaria para que proceso digestivo funcione correctamente
Pero, además, este microorganismo proporciona una utilidad extra al ser humano: por sus características, suele usarse en multitud de estudios y experimentos, de manera que ocupa el primer puesto del ránking en ese sentido.
Pero, además, este microorganismo proporciona una utilidad extra al ser humano: por sus características, suele usarse en multitud de estudios y experimentos, de manera que ocupa el primer puesto del ránking en ese sentido.
¿Por qué? ¿Qué características son ésas? E. coli es un procariota:
al contrario que los eucariotas, carece de núcleo celular definido, por lo que su ADN flota en el citoplasma concentrándose en una zona llamada
nucleoide. Ello facilita la manipulación
genética a los
científicos y, en ese sentido, hace poco que se consiguió un curioso resultado: grabar recuerdos en su ADN como si éste se tratase de la memoria
de una computadora..
La
gracia no está tanto en la grabación como en la posibilidad de recuperar esos datos, inducidos
mediante sustancias químicas, para posteriormente utilizarlos como diminutos
sensores ambientales o referencias de salud. Es algo en lo que se trabajó
durante mucho tiempo pero consiguiendo sólo grabar, sin luego poder recuperar;
ahora se ha alcanzado el proceso completo,
por lo que se abre un nuevo y amplio campo para el estudio.
El mérito corresponde a los expertos del MIT(Massachussets
Institute of Technology), que trabajaron con secuencias de ADN de la especie
bacteriana llamada Retron msr RNAs,
cuya información genética sirve para la producción de enzimas que generan
cadenas simples de ADN para insertar en el genoma de la bacteria. Generalmente,
las bacterias usan estos filamentos para manipular a su anfitrión.
El logro de los genetistas del MIT consistió en obtener retrons que únicamente producen
secuencias de ADN cuando son sometidas a un estímulo inducido,
bien un producto químico, bien la luz. Entonces, sus hebras, que vienen a
constituir un registro de esa experiencia anómala, se insertan en una parte
concreta del genoma. Cuando se quiera recuperar esa información se sabrá
exactamente a dónde acudir y además no importará el tiempo que
pase porque la secuencia se transmitirá de generación en
generación.
O
sea, se trata de una grabación guardada en la memoria genética de la bacteria y
a la que un científico puede acceder mediante la simple secuenciación de su genoma. Al
determinar cuántas de las células dentro de la población contienen la nueva
secuencia de ADN, podrá calcular la
magnitud y duración de la señal estimulante: cuanto mayor sea la proporción que
contiene la secuencia, mayor fue la exposición.
La
pregunta consiguiente es ¿para qué sirve
esto? Dado que
los científicos pueden diseñar las células para responder a una variedad de
diferentes estímulos, las aplicaciones potenciales son enormes. El objetivo de
los investigadores es utilizar este sistema como un dispositivo de
vigilancia para diferentes tipos de entorno. Por ejemplo, esos microorganismos podrían ser transferidos al océano para medir los niveles de CO2 o otro tipo de contaminación. Asimismo, podrían usarse en medicina para controlar la progresión de un cáncer, al recoger los estímulos liberados por las células enfermas.
vigilancia para diferentes tipos de entorno. Por ejemplo, esos microorganismos podrían ser transferidos al océano para medir los niveles de CO2 o otro tipo de contaminación. Asimismo, podrían usarse en medicina para controlar la progresión de un cáncer, al recoger los estímulos liberados por las células enfermas.