VIDA EN LA TIERRA PROFUNDA
¿Cómo es posible que en profundos
agujeros practicados en puntos de la superficie terrestre muy alejados entre sí
los científicos estén encontrando los mismos habitantes —bacterias y arqueas—
muy similares? Al parecer estos microbios forman una población paralela a todas
las conocidas, la biosfera subterránea. Los hallazgos se deben a una búsqueda
sistemática de ecosistemas microbianos subterráneos, que se encuadra en el Observatorio del Carbono Profundo
(DCO), un megaprograma de investigación internacional que ha
cumplido ya su cuarto año de operación.
Este nuevo censo de las poblaciones de la Tierra se fija en la vida
que existe por debajo de la superficie, a kilómetros de profundidad, y en cómo
subsiste en condiciones extremas de presión, temperatura y falta de luz. Pero
lo que más llama la atención hasta ahora es la similitud de los tipos de
organismos hallados, lo que sugiere que estas comunidades pueden estar interconectadas
e incluso hace pensar que en este ambiente se originó la vida en la Tierra y no en lagos o
mares, la hipótesis más aceptada. “Hace dos años teníamos muy poca idea de los
microbios presentes en las rocas subsuperficiales o de lo que se alimentan”, dijo Matthew Schrenk, geomicrobiólogo de
la Universidad Estatal de Michigan (EE UU), al presentar sus
resultados en el último Congreso de Unión Geofísica Americana,
el más importante de esta especialidad.
El equipo de Schrenk ha estudiado y secuenciado
genéticamente muestras de microbios que se alimentan de hidrógeno procedentes
de América del Norte, Europa, Suráfrica y Japón. Han encontrado una similitud
entre ellos de un 97%. Otros equipos están haciendo lo mismo en otros lugares.
“Resulta difícil imaginar que existan microbios casi idénticos separados por 16.000 kilómetros
en las fisuras llenas de agua de duras rocas en condiciones extremas de profundidad,
presión y temperatura”, dice Schrenk. El agua con los microbios se ha extraído
a profundidades de hasta cinco kilómetros, pero no se sabe hasta cuántos
kilómetros hacia abajo se puede extender este tipo de vida.
¿Y cómo subsisten estos microbios? De esto se
sabe algo más, gracias a la investigación de las últimas décadas. La vida en
estas condiciones extremas es independiente de la fotosíntesis —de la luz del
Sol— y se basa en procesos llamados biogeoquímicos. Uno es la serpentinización:
cuando el agua se encuentra con el mineral olivina a gran presión, la roca
reacciona con los átomos de oxígeno del agua y se convierte en serpentina,
liberando hidrógeno, del que se alimentan los microbios. En experimentos a
microescala realizados recientemente en Lion (Francia) se ha demostrado que el
aluminio aumenta la rapidez con que se produce hidrógeno, mediante esta
reacción, y explica que lo haga en cantidades suficientes para soportar la vida
profunda.
Otros microbios se alimentan de otros minerales,
como los de hierro, que reaccionan con el agua del mar para producir igualmente
hidrógeno. Es el caso de las bacterias y arqueas de las que viven organismos de
mucho mayor tamaño, como anémonas y gambas, alrededor de las fuentes
hidrotermales del fondo del mar, que son verdaderas ventanas al interior de la Tierra. Las más
profundas conocidas son las de Beebe, en el mar Caribe, a más de cinco
kilómetros de profundidad. En 2013 varias expediciones las estuvieron
explorando para tomar muestras. En la última, el pasado junio, a bordo del
barco japonés Yokosuka, una científica estadounidense y
dos pilotos japoneses bajaron en el sumergible Shinkai hasta el fondo, 5.135 metros . “Ayer
estuve en un lugar que ha sido visitado por aproximadamente el mismo número de
personas que la superficie de la
Luna ”, escribía Danielle Morgan-Smith al día siguiente.
“Sobre la Luna
han estado 12 pares de pies humanos. En Beebe, cinco científicos y ocho
pilotos”.
Robert Hazen, de la Carnegie Institution, dirige el programa de colaboración internacional del Carbono Profundo,
de 10 años de duración y un presupuesto de 370 millones de euros. “Reunir a
expertos en microbios, volcanes, la microestructura de rocas y minerales, los
movimientos de fluidos y demás es nuevo. Típicamente estos expertos no se
comunican entre sí. Integrar esta diversidad en un empeño científico único está
produciendo resultados antes inalcanzables”, afirma.
El saber cómo se comporta el agua en el manto
terrestre es algo que interesa mucho a los investigadores de estos temas. Un
nuevo modelo permite avanzar en el conocimiento de las interacciones entre el
agua y las rocas en condiciones extremas de presión y hasta 150 kilómetros de
profundidad. Hasta ahora los modelos llegaban hasta los 15 kilómetros
solamente.
El trabajo de Dimitri Sverjensky, que presenta
un nuevo método para predecir la constante dieléctrica del agua a altas
temperaturas y presiones, permite atisbar procesos como la formación de
diamantes, la acumulación de hidrógeno, el transporte de compuestos químicos
por el manto, la liberación de gases o la formación de la atmósfera terrestre
en su origen. “He hecho público el modelo para que con nuevos experimentos
proporcione un enfoque integrado del papel del agua en las profundidades
terrestres”, afirma Sverjensky.
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@RdzgCarlos
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